Recuerdo cuando Laura contrató a Ana, una esteticista joven, recién salida de la academia. Tenía todas las técnicas frescas en la cabeza, pero algo fallaba: sus primeras citas con clientes no terminaban en segundas. Algo que, en este negocio, es casi un pecado mortal.
El Desafío:
Ana era impecable en lo técnico, pero sus clientes no se sentían conectados. Salían satisfechos, pero no entusiasmados. Laura empezó a notar comentarios sutiles: «Muy buena, pero… no sé, le faltó algo de calidez.»
Un día, después de una cita que parecía ir bien pero terminó con una cliente que no volvió, decidimos observar cómo Ana recibía a las personas. Y ahí estaba la clave: su enfoque era tan profesional que olvidaba algo fundamental: la empatía.
La Solución:
Le dimos a Ana algunos consejos simples pero poderosos:
- Romper el Hielo: Antes de empezar cualquier tratamiento, dedicar unos minutos a una charla ligera: “¿Cómo ha ido tu semana?” o “¡Qué bonito color de uñas!”. Eso genera cercanía inmediata.
- Lenguaje Corporal: A veces, no es lo que dices, sino cómo lo dices. Le sugerimos sonreír más, mantener contacto visual y usar un tono de voz cálido, no monótono.
- Escucha Activa: Ana solía saltar directo a explicar el tratamiento. Le enseñamos a escuchar primero las expectativas del cliente y responder a sus necesidades específicas.
Recomendaciones:
Si eres esteticista y quieres fidelizar a tus clientes más allá de tu destreza técnica, aquí tienes algunos consejos clave:
- Personaliza la Experiencia: Recuerda pequeños detalles de cada cliente: su nombre, sus preferencias, incluso la música que les gusta escuchar durante el tratamiento.
- Anticipa Necesidades: Ofrece agua, ajusta la temperatura, pregunta si la presión del masaje es la adecuada. Los detalles marcan la diferencia.
- Haz Seguimiento: Un mensaje post-tratamiento preguntando cómo se sienten puede convertir una visita en una relación a largo plazo.
Moraleja:
En el mundo de la estética, la primera impresión no se borra con un peeling. La técnica abre la puerta, pero la calidez y la conexión personal son las que invitan a quedarse.