Laura terminó su última cita del día y, mientras limpiaba su cabina, sintió un nudo en la espalda y un cansancio que iba más allá de lo físico. Era agotamiento emocional.
Trabajar en estética no solo es aplicar tratamientos, sino también escuchar, empatizar y absorber energías de los demás. A veces, eso puede ser demasiado.
Recordó un consejo que una vez le dio una colega: «Si no te cuidas tú, no podrás cuidar bien a los demás». Así que, en lugar de irse a casa cargada de estrés, decidió hacer algunos cambios en su rutina.
Empezó por establecer límites: no responder mensajes de trabajo fuera de horario, no sobrecargarse con citas extras y aprender a decir «no» cuando era necesario. También incorporó pequeños momentos de autocuidado durante el día, como pausas de respiración y estiramientos.
Con el tiempo, Laura notó la diferencia. Se sentía más ligera, con más energía y con una mejor actitud hacia su trabajo y sus clientas.
Consejos para evitar el agotamiento emocional:
- Establece límites claros: Respeta tus horarios de descanso y aprende a decir «no» cuando sea necesario.
- Encuentra momentos para desconectar: Un paseo, una serie, un libro o simplemente cerrar los ojos y respirar pueden marcar la diferencia.
- No absorbas emociones ajenas: Escucha a tus clientas, pero no cargues con sus problemas.
- Cuida tu cuerpo: Una buena alimentación, descanso adecuado y actividad física ayudan a mantener el equilibrio emocional.
- Habla y busca apoyo: No tengas miedo de compartir lo que sientes con amigos, colegas o un profesional si lo necesitas.
Moraleja: No puedes servir desde una copa vacía. Cuida de ti misma para poder seguir brindando lo mejor a los demás.