Reflexión sobre la importancia de la familia en tiempos duros

Reflexión sobre la importancia de la familia en tiempos duros

Hay días en el centro de estética en los que la jornada termina con más suspiros que sonrisas. Días donde nada sale como esperabas, donde los mensajes se acumulan, los productos se retrasan y alguna clienta se va sin agradecer el esfuerzo. Pero justo en esos días, cuando todo parece pesar el doble, hay algo que sostiene: la familia.

Desarrollo
El Desafío
Recuerdo un martes gris. Laura había tenido una jornada difícil. Dos cancelaciones de última hora, una discusión con la proveedora por una entrega incompleta y un tratamiento que no salió como esperaba. Me llamó antes de cerrar el centro y solo dijo: “Hoy fue de esos…”.

Cuando llegó a casa, no dijo nada más. Se quitó los zapatos, se puso su bata de estar por casa y se sentó en el sofá. Nuestra hija, como si lo supiera, se acercó con sus lápices y le dijo: “Mamá, dibujemos juntas”. Yo preparé un té y me senté con ellas, en silencio.

En ese momento, sin palabras, todo empezó a acomodarse.

La Reflexión
La familia no siempre tiene soluciones. No arregla el retraso del proveedor, ni cambia el humor de una clienta. Pero es ese espacio donde puedes ser tú misma, sin tener que explicar nada. Donde una mirada basta, un abrazo contiene, y un dibujo infantil te recuerda que hay vida más allá de la camilla.

Aprendí que cuidar un negocio es importante, pero cuidar el alma de quien lo sostiene lo es mucho más. Y en eso, la familia es medicina pura.

Recomendaciones para quienes viven del mundo estético
Marca límites entre trabajo y hogar, aunque sea difícil. Desconectar no es abandonar; es recargar.
Involucra a tu familia en lo emocional, no en las tareas. Que sepan cómo te sientes, no solo lo que haces.
Celebra juntos los logros y comparte los tropiezos. El éxito también es colectivo.
No te castigues por los días malos. En casa, no necesitas ser perfecta. Solo presente.
Moraleja
Detrás de cada profesional de la estética hay una red invisible de apoyo que muchas veces pasa desapercibida. La familia, con su amor sencillo y constante, es ese bálsamo que no se vende en frascos, pero que todo lo cura.

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