El día que la depilación casi me hace llorar (de estrés, no de dolor)

El día que la depilación casi me hace llorar (de estrés, no de dolor)

😵‍💫 Historia: “El día que la depilación casi me hace llorar (de estrés, no de dolor)”

Laura llegó ese día con la espalda encorvada. No había dormido bien porque el peque se despertó tres veces. Ya en el centro, la primera clienta vino con mal humor y encima pidió «algo rápido porque tenía prisa».

Mientras preparaba la cera, se rompió la espátula.
Mientras buscaba otra, sonó el timbre.
Mientras abría la puerta, se cayó el café.
Y mientras limpiaba… el WhatsApp sonaba como si fueran las campanas del apocalipsis.

Yo la vi desde recepción. Respiraba por la boca como quien intenta no explotar. Pero de pronto… sonrió.

Le pregunté:
—“¿Qué pasó?”
—“Nada. Solo pensé que si no me río, me voy a poner a llorar. Y si lloro, me arruino el maquillaje… y no tengo tiempo para retocarme.” 😂

Y ahí fue cuando decidimos empezar a aplicar nuestros trucos antiestrés, esos pequeños salvavidas que hoy comparto contigo.


🛠️ El Desafío

  • Mantener la energía positiva cuando todo sale mal.
  • Evitar que el mal humor de una clienta se convierta en tu estado de ánimo.
  • Gestionar la presión sin transmitirla al equipo o al entorno.
  • No perder el foco ni la sonrisa… incluso si no todo está bajo control.

✅ Trucos que usamos y FUNCIONAN

  1. La “sonrisa obligatoria”
    Sí, parece tonto. Pero cuando Laura sonríe durante 30 segundos (aunque sea forzado), el cuerpo empieza a “creerse” que todo va mejor. Ciencia pura, no magia.
  2. El cajón de emergencia emocional
    Tiene: una chocolatina, un spray con aroma a lavanda, una nota escrita por una clienta feliz, y un vídeo de nuestro hijo bailando con un peine en la cabeza. Se abre SOLO en días grises.
  3. La regla del “micro respiro”
    Entre clienta y clienta: cerrar los ojos, inhalar 3 veces profundo, y recordar una frase positiva (“Estoy haciendo lo mejor que puedo hoy”). 40 segundos que cambian el humor.
  4. El “muro de las cosas buenas”
    Una pizarra donde escribimos algo bonito que pasó en el día. Incluso si fue: “Hoy nadie quemó una ceja”. ¡Cuenta igual!
  5. La técnica del “y si…” inverso
    Cuando la mente empieza con: “Y si todo sale mal…”, se responde con: “¿Y si todo termina saliendo bien?” Cambia el chip.

🧭 Recomendaciones para tu centro:

  • Establece rituales positivos diarios. Que el día comience con una frase linda, una canción favorita, o un té compartido.
  • Comparte lo que funciona entre el equipo: los buenos trucos se contagian.
  • No te tomes todo tan en serio: el humor es el mejor cosmético emocional.
  • Recuerda: lo importante no es evitar los días complicados… sino saber cómo navegarlos sin hundirse.

💡 Moraleja

No podemos controlar todo lo que pasa en un día… pero sí cómo lo enfrentamos. A veces, la mejor herramienta en el salón no es la espátula ni el láser. Es una sonrisa (aunque sea forzada al principio), un buen chocolate, y una mente que decide no rendirse.

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