Cómo manejo la ansiedad en momentos de alta presión

Cómo manejo la ansiedad en momentos de alta presión

Una mañana cualquiera en el centro de estética puede transformarse, sin previo aviso, en un verdadero “campo de batalla”. Citas que se cruzan, clientes que llegan antes de hora, WhatsApps que no paran de sonar y productos que se agotan justo cuando más los necesitas. Y ahí está Laura, mi esposa, al frente de todo, con la bata impecable y una sonrisa que esconde lo que muchos no ven: la ansiedad que puede colarse en esos momentos de alta presión.

El Desafío

Era un viernes. De esos previos a un puente, cuando todo el mundo quiere una limpieza, un lifting, un peeling y hasta una depilación exprés. La agenda estaba llena, pero como siempre, hubo tres cambios de última hora. Una clienta no vino, otra vino antes, y la tercera… trajo a su hija, su suegra y su perro. Literal.

Yo estaba en la parte de atrás, arreglando una estantería cuando escuché ese “clic” que ya conozco bien: Laura cerró la puerta del gabinete con más fuerza de lo normal. Mala señal. Me asomé y la vi apoyada contra la pared, respirando hondo, como quien se está conteniendo de estallar.

La Solución

Con los años, Laura ha aprendido una técnica que parece simple, pero que funciona: la pausa consciente. En lugar de dejarse arrastrar por el caos, se permite 3 minutos a solas. Se encierra en el baño (sí, su único refugio real) y hace esto:

  1. Respira profundo: tres inhalaciones largas por la nariz, exhalando lentamente por la boca.
  2. Repite un mantra mental: «Todo pasa. Estoy haciendo lo mejor que puedo».
  3. Visualiza el final del día, con las camillas vacías y la sensación del trabajo bien hecho.

Volvió al gabinete con otra cara. No porque la locura hubiera desaparecido, sino porque su actitud frente a ella había cambiado.

Recomendaciones para profesionales del sector

  • Establece un “rincón de respiro” en tu centro, aunque sea simbólico: una silla cómoda, una vela aromática, algo que te recuerde que tú también necesitas cuidado.
  • No minimices tus emociones. Reconocer que estás ansiosa no te hace débil; te hace humana.
  • Comparte tu sentir con alguien de confianza. A veces, solo contar lo que pasa ayuda a liberar tensión.
  • Evita hablarte mal internamente: cambiar el “no doy abasto” por un “estoy dando lo mejor de mí” hace toda la diferencia.

Moraleja

En el mundo de la estética, donde el bienestar ajeno es el foco, no debemos olvidar nuestro propio equilibrio. Manejar la ansiedad no es eliminarla, sino aprender a convivir con ella sin dejar que nos domine. Porque una esteticista en calma transmite mucho más que belleza: transmite paz.

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