Laura cerró la puerta del centro de estética a las 8:30 p. m. después de un día agotador. Había atendido a nueve clientas, lidiado con una entrega retrasada de productos y calmado a una clienta que se había alarmado porque su tinte de cejas parecía «demasiado oscuro».
Pero lo peor no era el cansancio físico, sino la mente de Laura, que seguía funcionando a mil por hora.
—»Mañana tengo que confirmar la cita de Marisa…»
—»¿Habrá llegado el pedido de mascarillas?»
—»No olvidarme de la promo de San Valentín…»
Mientras yo preparaba la cena, la noté ausente. Se sentó con el celular en la mano y suspiró.
—»Amor, el salón ya cerró. Ahora cierra tu cabeza también» —le dije, sirviéndole un té.
Laura me miró con una sonrisa cansada. Sabía que tenía razón, pero desconectar después de un día tan intenso no era fácil.
💡 Claves para desconectar después del trabajo:
✅ Rutina de cierre: Al salir del salón, haz una lista rápida de tareas para el día siguiente y déjalas ahí. No te las lleves a casa.
✅ Desconexión digital: Pon límites. Nada de revisar mensajes de clientas a las 10 p. m. (¡No es urgencia si puede esperar hasta mañana!).
✅ Actividad de transición: Un paseo corto, una ducha caliente o incluso cambiar de ropa ayuda a decirle a tu cerebro que el día laboral terminó.
✅ Tiempo para ti: Leer, ver una serie ligera o simplemente relajarte sin pensar en el trabajo.
✅ Respira y suelta: Técnicas de respiración o mindfulness pueden ayudarte a despejar la mente antes de dormir.
📌 Reflexión Final:
El salón puede ser tu pasión, pero no puede ser tu vida entera. Si no aprendes a desconectar, el estrés se acumula y pasa factura. Como dice Laura: «Un negocio exitoso se construye con trabajo, pero también con descanso.»