Durante los primeros meses después de abrir el centro, Laura lo hacía todo. Literalmente.
Desde limpiar los aparatos hasta negociar con proveedores, pasando por formaciones, agenda, recepción, redes sociales y, por supuesto, tratamientos.
—“Es que si no lo hago yo, no se hace bien”, me decía.
Y en parte, tenía razón. Pero también era cierto que no se puede liderar si no se confía.
Un miércoles cualquiera —de esos que empiezan mal— llegó con media hora de retraso. El coche no arrancaba, y además había dormido fatal. Pensó que todo se iba a desmoronar. Pero cuando llegó al centro… el equipo ya estaba funcionando.
Sandra había organizado las cabinas. Irene había solucionado un doble turno de depilación. Marta había contestado un mensaje urgente en redes con tacto y profesionalidad.
Y todo, sin que nadie le dijera qué hacer.
Ese día, Laura se sintió inútil… pero en el mejor de los sentidos. Porque comprendió que su papel ya no era “hacerlo todo”, sino “hacer que todo funcione”.
Por la noche, me dijo:
—“Hoy me he sentido menos jefa y más líder. Y eso, aunque me duela el ego, es un avance.”
Desde entonces, ha ido cambiando muchas cosas. Aquí van algunas de sus lecciones clave:
💼 Lecciones de liderazgo aplicadas en el salón:
🔹 No estás para apagar fuegos, estás para enseñar a prevenirlos.
Cada vez que enseñas a una compañera a gestionar una situación difícil, estás invirtiendo en autonomía.
🔹 Tu trabajo no es dar órdenes, es dar dirección.
No hace falta que todos hagan las cosas como tú. Hace falta que lleguen al resultado con su propio estilo… si funciona, es válido.
🔹 Reconocer delante del equipo que te has equivocado no te resta autoridad, te suma respeto.
El día que pidió disculpas por una mala organización de horarios, el equipo no perdió confianza: la reforzó.
🔹 Cuidar a tu equipo no es un “detalle”, es parte de tu responsabilidad.
Un café a tiempo, un “gracias” sincero, una tarde libre sin preguntar… eso hace que una persona trabaje con más ganas que mil correos motivacionales.
Y lo más importante:
Liderar es un ejercicio de humildad constante.
Porque se lidera con el ejemplo, con el tono, con la escucha… no con el cargo.
✨ Moraleja:
En el salón de belleza no solo se crean tratamientos, se forma un equipo. Y un buen equipo no necesita una jefa encima todo el día: necesita una líder que confíe, apoye y sepa cuándo dar un paso atrás para que las demás avancen.