Laura siempre ha sido una apasionada de su centro de estética. Ama su trabajo, sus clientas y la sensación de ayudar a las personas a sentirse mejor consigo mismas. Pero también es madre, esposa y mujer con su propia vida personal. Y ahí está el verdadero reto: encontrar el equilibrio entre su negocio y su familia.
Un martes cualquiera, la vi llegar a casa con el teléfono en la oreja, coordinando pedidos con su proveedor, mientras revisaba la mochila de nuestro hijo para asegurarse de que tenía todo listo para el colegio. Dos mundos colisionando en el mismo espacio.
—¿Cenamos juntos? —le pregunté.
—Dame cinco minutos, amor, estoy terminando esto… —respondió, mientras sus dedos volaban sobre la pantalla del móvil.
Esos «cinco minutos» a veces se convierten en una hora. Y lo entiendo, porque sé que su negocio es su otra gran responsabilidad. Pero también sé que, si no ponemos límites, el trabajo puede devorarnos.
Después de muchas conversaciones (y alguna que otra discusión), decidimos establecer reglas para mantener el equilibrio:
✅ Horarios de trabajo definidos. Nada de contestar mensajes fuera del horario laboral.
✅ Tiempo de calidad en familia. Cenas sin pantallas, juegos de mesa los domingos y películas juntos los viernes.
✅ Días de descanso reales. Un día a la semana donde el centro de estética no existe y solo disfrutamos de ser familia.
No siempre es fácil, pero cada pequeño esfuerzo cuenta. Porque el éxito no solo se mide en la facturación del negocio, sino en los momentos compartidos con quienes más amamos. 💜