Entre mascarillas y tareas escolares

Entre mascarillas y tareas escolares

Combinar la vida familiar con la gestión de un centro de estética no es tarea fácil. A veces, pareciera que los minutos se escapan como sérum derramado sobre una camilla. Pero con planificación, flexibilidad y mucha paciencia, el equilibrio es posible… aunque tenga forma de malabares.

Desarrollo:
Un lunes por la tarde, Laura atendía a una clienta mientras nuestro hijo Nico, sentado en una mesita en la esquina de la recepción, intentaba resolver una tarea de matemáticas que parecía escrita en arameo.

—»Mamá, ¿cómo se hace una división con dos cifras?»
—»Ahora en un ratito, mi amor… mamá está quitando puntos negros.»

Yo, desde la recepción, trataba de adelantar citas y al mismo tiempo calentar un café que Laura ya había olvidado tres veces en el microondas. Fue entonces cuando entendí que más que una jornada laboral, aquello era una coreografía perfectamente imperfecta entre familia, clientas y deadlines.

No se trata de tenerlo todo bajo control, sino de aceptar que el control absoluto es un mito… y que hay estrategias que, bien aplicadas, hacen toda la diferencia.

Consejos clave para equilibrar trabajo y familia:

  1. Bloques de tiempo definidos: Reservá horarios específicos para estar con la familia sin interrupciones laborales. Y respetalos como si fueran citas con una clienta VIP.
  2. Delegá con confianza: No podés hacerlo todo. Apoyate en tu pareja, equipo o incluso clientas fieles que entienden y valoran tu esfuerzo.
  3. Organización visible: Usá pizarras, planificadores o apps compartidas. Lo visual ayuda a todos a entender qué toca y cuándo.
  4. Momentos de pausa real: Aunque sea media hora al día, desconectá. Ni estética ni familia. Solo vos.
  5. Involucrá a la familia en lo que puedas: Que los niños tengan su rincón en el centro (con reglas, claro), y que vean lo que hacés. Eso genera vínculo y comprensión.

Reflexión final:
La conciliación no es un destino perfecto, es un ejercicio diario. Y en esa danza entre cremas, agendas, juegos y responsabilidades, lo importante es recordar que ser madre, pareja, profesional y mujer… también es un arte.

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