La risa como medicina: el día que la clienta se quedó dormida… ¡y empezó a roncar!

La risa como medicina: el día que la clienta se quedó dormida… ¡y empezó a roncar!

En un centro de estética, hay momentos de todo tipo: desde sesiones de relajación profunda hasta conversaciones filosóficas sobre la vida y el amor. Pero, a veces, lo que más se necesita es un buen momento de risa. Y créanme, en este mundo de belleza y bienestar, las anécdotas graciosas no faltan.

Desarrollo

Ese día, Laura tenía una clienta nueva que vino por un tratamiento facial relajante. Desde que entró a la cabina, se notaba que traía encima el estrés de toda la semana. Le explicó a Laura que tenía problemas para dormir, que el trabajo la tenía agotada y que lo único que quería era desconectarse del mundo por un rato.

Laura, con su toque profesional, comenzó con el protocolo: música suave, aromas relajantes, masaje facial… Todo iba perfecto hasta que, de repente, se escuchó un RONQUIDO.

Al principio, fue un sonido bajito, casi imperceptible. Pero, poco a poco, los ronquidos fueron subiendo de volumen, hasta convertirse en una especie de motor en ralentí. Laura intentó contener la risa, pero cuando vio su reflejo en el espejo, con una cara de sorpresa absoluta, no pudo más y soltó una carcajada silenciosa.

Pero eso no fue lo peor. La clienta, en pleno sueño profundo, dio un pequeño salto y murmuró algo inentendible, como si estuviera soñando con un episodio de su serie favorita.

En ese momento, Laura no sabía si despertarla con sutileza o dejar que siguiera su siesta terapéutica. Optó por lo segundo y continuó el tratamiento con más suavidad.

Cuando la sesión terminó, la clienta despertó sobresaltada. Miró a Laura con los ojos aún adormilados y preguntó:

—¿Me dormí?

Laura, con toda la diplomacia del mundo, le respondió:

—Un poquito, pero eso es buena señal… significa que el tratamiento funcionó.

La clienta sonrió, visiblemente relajada. Lo mejor de todo es que, desde ese día, se convirtió en una clienta fiel y siempre bromeaba diciendo: «Vengo a mi sesión de siesta premium.»

Moraleja

En los salones de belleza y centros de estética, no todo es perfección y glamour. A veces, los momentos más espontáneos y divertidos son los que nos recuerdan que estamos en el negocio del bienestar. La risa, al final del día, es otra forma de terapia, y en un entorno donde el estrés de la vida diaria se queda en la puerta, siempre es bienvenida.

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