La sesión más importante no estaba en la agenda

La sesión más importante no estaba en la agenda

Era lunes. De esos en los que el ambiente del salón está medio espeso: caras serias, cansancio acumulado, y la típica clienta que llama para decir que llega «con 20 minutos de retraso». Laura estaba tensa, yo también.

A media mañana entró Don Manuel, un señor mayor que venía cada dos meses a hacerse una limpieza facial. Siempre con su boina, su colonia fuerte y su sonrisa tranquila. Esa vez venía distinto: más serio, con los ojos vidriosos.

Se sentó en la camilla, y tras unos minutos en silencio, dijo:
—“Mi esposa falleció la semana pasada. Estuvimos 48 años juntos. Pero hoy, me levanté, me puse su perfume favorito y pensé… ‘a ella le encantaba cómo me dejaban la piel aquí’. Así que vine.”

Silencio total.

Laura no dijo nada. Solo le puso las manos en la frente y comenzó el tratamiento con una ternura que no se enseña en los cursos. El salón entero cambió ese día.


🛠️ El Desafío

  • Atender emocionalmente a clientes que no vienen solo por estética.
  • Sostener el espacio emocional cuando una historia te toca el alma.
  • Aprender a dar sin invadir, a acompañar sin intentar “arreglar”.
  • Entender que, a veces, el tratamiento es solo una excusa para sentirse vivos.

✅ La Solución

  1. Presencia total
    Laura no intentó consolar, ni hablar de más. Le ofreció algo mejor: su presencia completa.
  2. El salón como refugio emocional
    Nos dimos cuenta de que este espacio no solo mejora la piel, sino el alma. Es más que estética.
  3. Agradecer la confianza
    Al despedirse, Don Manuel nos dijo: “Hoy me sentí acompañado. Gracias por no decir nada, pero estar.”

🧭 Recomendaciones para profesionales:

  • No subestimes el poder de una mirada, una caricia o un silencio respetuoso.
  • Ten siempre pañuelos cerca, no solo por higiene… también por emociones.
  • Forma a tu equipo en inteligencia emocional tanto como en técnicas estéticas.
  • Recuerda: un cliente no siempre busca verse mejor. A veces, solo necesita sentirse acompañado.

💡 Moraleja

A veces, la lección más profunda no está en una formación ni en una técnica nueva, sino en el corazón de un cliente que viene a sanar, más que a embellecer.
El salón es también un lugar de duelo, de memoria y de amor.

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